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Casi medio millón de estudiantes menos en escuelas privadas de educación básica





Juan Carlos Silas Casillas

Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO)


El Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia (ODEJ) es una plataforma para el pronunciamiento público, impulsado por el Campo Estratégico en Acciones, Modelos y Políticas Educativas del Sistema Universitario Jesuita (SUJ). Su propósito consiste en la construcción de un espacio de análisis informado y de posicionamiento crítico de las políticas y las reformas educativas en México y América Latina, arraigado en la realidad social acerca de las injusticias del sistema educativo, y recupera temas coyunturales y estructurales con relación a la agenda educativa vigente.


El asunto de la cantidad de niñas, niños, adolescentes y jóvenes que han debido abandonar sus estudios como consecuencia de la pandemia ocasionada por el Covid-19 y la cauda de problemas económicos y académicos que se desataron tras el confinamiento, ha estado presente desde hace prácticamente un año. Familias, escuelas, profesores, distintos niveles de gobierno y organismos de la sociedad se han preguntado acerca de la dimensión del abandono y sus consecuencias en la vida de los estudiantes.


El 23 de marzo, hace apenas tres semanas, el Instituto Nacional de Estadística Geografía en Informática (INEGI) dio a conocer los resultados de la encuesta para la medición del impacto Covid-19 en la educación (ecovid-ed), cuyos dato se pueden consultar en: https://www.inegi.org.mx/investigacion/ecovided/2020/. Este estudio obtuvo su información tras llamar por teléfono a 5 472 viviendas y extrapolar sus datos. En su segunda página, el reporte señalaba que:


El alumnado entre 3 y 29 años que sí estuvo inscrito en el ciclo escolar 2019-2020 pero que no continuó o desertó del sistema educativo en el ciclo 2020-2021 debido a la pandemia por la Covid-19 o debido a la falta de recursos económicos fue de 1.8 millones; la mayoría fue de escuelas públicas con 1.5 millones en comparación con 243 mil de escuelas privadas.


De acuerdo con el INEGI, del total de estudiantes inscritos en el año escolar 2019-2020 en algún programa formal en el sistema educativo mexicano entre el preescolar y el posgrado, un poco menos de dos millones de estudiantes dejaron de estudiar para el año 2020-2021 por causa de la pandemia. Los motivos pueden estar relacionados con problemas de salud, económicos, laborales, propios o de familiares, o cualquier otra índole.


Por su parte, la Secretaría de Educación Pública (SEP) apenas comienza a generar información sobre el tema, y estos datos no parecen concordar completamente con las estimaciones del INEGI. Ambas instancias del gobierno federal aportan cifras diferentes por al menos dos razones: a) tienen diferentes intenciones, el INEGI quiere valorar el impacto de la pandemia en la vida de las personas, mientras que la SEP quiere saber cuántos estudiantes estuvieron inscritos en los diferentes niveles y grados; b) tienen fuentes diferentes, el INEGI llamó por teléfono a una pequeña muestra de viviendas y de ahí extrapoló sus resultados, mientras que la SEP consolidó la información proveniente de los reportes que cada escuela envía por los conductos oficiales. Dicho de otra forma, una es una estimación estadística, la otra es un recuento oficial. En este sentido, es esperable que las cifras difieran, lo que no es esperable es que la diferencia sea tan grande. En los siguientes párrafos se presentan los análisis de datos utilizando la información aportada por el Sistema Interactivo de Consulta de Estadística Educativa de la SEP en su página: https://www.planeacion.sep.gob.mx/principalescifras/.


La información que se tiene hasta el momento corresponde únicamente a Educación Básica en sus niveles Inicial, Preescolar, Primaria y Secundaria. Esperablemente en los próximos días se tendrá la referente a Media Superior y Superior. Con base en los datos existentes se pueden señalar tres tendencias, de las que sólo se aborda la primera en este texto, dejando las otras para entregas posteriores: 1) La educación particular ha sido fuertemente golpeada y seguramente tendrá implicaciones para estudiantes, profesores y los directivos/dueños de esos centros de trabajo, 2) los niveles de educación inicial y preescolar también tuvieron un fuerte impacto, sin importar su sostenimiento y 3) hay repercusiones en la organización de las escuelas de educación básica para acomodarse al confinamiento.


La educación particular con 2 874 625 estudiantes, representaba en 2019-2020, 11.4% del alumnado en educación básica y pasó a constituir 9.7% con 2 393 826 alumnos. Dicho de una forma coloquial, pasó a representar una rebanada más delgada de un pastel más pequeño. La pérdida de matrícula es posiblemente el aspecto más grave y que tiene implicaciones económicas y operativas que ponen en peligro la subsistencia misma de bastantes escuelas.


Si tomamos de forma agregada los cuatro niveles de educación básica, se puede ver que a nivel nacional la matrícula privada tuvo una disminución de 480 799 alumnos, que significa una disminución del orden de 16.7%, cifra similar a la obtenida en el estudio CNEP-IBERO-ITESO realizada a finales del año pasado que apuntaba a una disminución estimada de 18.4% (Ver: https://www.educacionfutura.org/regresar-o-no-regresar-a-lo-presencial-el-debate-en-los-colegios-particulares/). Este dato, sin embargo, está muy lejos de los 243 mil que calculaba el INEGI, especialmente porque el cálculo SEP incluye únicamente los niveles inicial, prescolar, primaria y secundaria y el Instituto Nacional lo calculó para los estudiantes de todos los niveles. Falta calcular media superior y superior, incluyendo el posgrado, y seguramente la cifra se incrementará. Una nota interesante es que todas las entidades federativas tuvieron disminución en su matrícula particular, siendo Quintana Roo la que registró mayor pérdida de estudiantes en instituciones particulares (24.9%) y Durango la que enfrentó una disminución menor (8.3%).


Si se analiza por niveles, la disminución de matrícula privada se carga a la educación inicial y el preescolar, mientras que en primaria y secundaria el decremento es menos marcado en términos proporcionales. En Inicial la matrícula pasó de 142 188 a 108 687 niñas/os, es decir 33 501 menos que el año previo (-23.6%). En preescolar el impacto es durísimo al pasar de 744 969 a 486 667 estudiantes, lo que significa 258 302 menos que el año previo y una disminución en términos porcentuales de 34.7%. En primaria el impacto es alto, 154 397 estudiantes menos que el año escolar 2019-2020 al pasar de 1 376 948 a 1 222 551 alumnos (-11.2%). Por último, en secundaria el decremento fue de “únicamente” 34 599 al pasar de 610 520 a 575 921 matriculados en este nivel con una disminución porcentual de 5.7%.


Evidentemente, la disminución de matrícula tuvo un impacto serio en la cantidad de personal docente y administrativo contratado por las escuelas. En lo que respecta a los profesores que han atendido a los niños y adolescentes a la distancia, la disminución a nivel nacional fue de 12 701 maestros, lo que significa un recorte de 6.8%. Éste no fue homogéneo en todos los niveles; en educación inicial la disminución de personal académico fue de 10.3%, en preescolar de 16.9%, en primaria de 3.6% y en secundaria de “sólo” 2.8%.


Los administrativos también han tenido un mal año dado el recorte de ingresos que representó la baja en la matrícula de casi medio millón de alumnos a nivel nacional. En preescolar la disminución de administrativos fue del orden de 23.6%, en primaria de 10.8% y en secundaria de 6.5%. Incluso, la cantidad reportada de directivos con grupo, es decir, con función docente adicional a la gestión, se incrementó 4.3% en preescolar, 11.9% en primaria y 0.8% en secundaria. Por su parte, la proporción de directivos sin grupo disminuyó 8.1% en preescolar, 2.8% en primaria y 1.7% en secundaria. En términos llanos, esta serie de datos dejan ver que el complejo momento sanitario, económico y hasta anímico de las familias y los estudiantes y su impacto en la matrícula ha llevado a las instituciones educativas particulares a realizar esfuerzos más allá de lo esperado, y en muchas ocasiones adicionales a sus capacidades reales. Esto ha obligado a los dueños de las escuelas a tomar medidas extremas que a veces incluyen despidos de personal, incremento de funciones en el que permanece, recortes en gastos e inversiones e incluso el cierre del centro de trabajo.


En próximas entregas se describirán las otras tendencias notables que arrojan los datos: el impacto en el preescolar, tanto público como privado y las repercusiones en la organización de las escuelas de educación básica para acomodarse al confinamiento.


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