
Juan Carlos Silas Casillas / ITESO
A lo largo de la historia, la educación y el arte han sido fuerzas transformadoras capaces de elevar a comunidades enteras. Por ello este texto aborda dos realidades y una posibilidad. El Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, mejor conocido como El Sistema y la labor de Antonio Vivaldi en el Ospedale della Pietà son las realidades, mientras que el programa Jalisco con Estrella es la posibilidad. Los tres parecen compartir un propósito: empoderar a niños y jóvenes mediante la inversión en educación y cultura, pero cada uno aborda este objetivo desde ángulos distintos. Analizar sus similitudes, diferencias y lecciones históricas permite reflexionar sobre cómo Jalisco puede maximizar su impacto, si recupera lo aprendido de modelos que han demostrado que la educación transforma individuos, al tiempo que redefine el destino de sociedades enteras.
El Sistema de Venezuela, creado en 1975 por José Antonio Abreu, utilizó la música como herramienta para rescatar a jóvenes de entornos de violencia y pobreza, ofreciéndoles formación artística y en valores tales como disciplina y cooperación. Con un alcance de más de 900 000 beneficiarios y 400 “núcleos” en todo el país, el programa ha movilizado recursos estatales y privados que, en su punto máximo, superaron los 100 millones de dólares anuales. Entre sus egresados más destacados se encuentra Gustavo Dudamel, quien, desde sus inicios en el núcleo de su natal Barquisimeto, demostró que El Sistema forma músicos excepcionales y líderes capaces de inspirar. Dudamel, hoy director de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles y de la Orquesta del Teatro Colón de Buenos Aires, ha sido un embajador global de El Sistema, llevando un mensaje de inclusión a los escenarios más prestigiosos del mundo. Otro ejemplo es Edicson Ruiz, contrabajista que ingresó a El Sistema a los diez años y a los 17 se convirtió en el miembro más joven de la Filarmónica de Berlín, con lo que rompe récords y demuestra que el talento, cultivado en condiciones de equidad, puede trascender cualquier barrera. Estos casos ilustran cómo El Sistema canaliza talentos, salva vidas y crea ciudadanos globales que, desde su excelencia artística, retribuyen a sus comunidades.
El 23 de febrero de 2025 El Sistema celebró su 50 aniversario con un concierto monumental en Caracas, día en el que reunió a miles de músicos para conmemorar cinco décadas de transformación social. Este evento, que casi coincidió con el lanzamiento del programa Jalisco con Estrella, el 21 de febrero de 2025, refleja una conexión simbólica: mientras Venezuela celebra medio siglo de su programa, Jalisco anuncia su intención de ampliar su aliento educativo, mediante programas de arte y música.
Un dato adicional en esta afortunada coincidencia temporal es que Antonio Vivaldi nació el 4 de marzo de 1678, y en su etapa juvenil educó a niñas del Ospedale della Pietà de Venecia (muchas de ellas abandonadas o en situación de vulnerabilidad), les enseñó música y las convirtió en artistas reconocidas, como Anna Maria della Pietà, cuyo virtuosismo con el violín atrajo elogios internacionales. Vivaldi, conocido por obras maestras como Las cuatro estaciones, diseñó un modelo pedagógico donde la música era un puente hacia la autonomía económica y el reconocimiento social. Las figlie di coro del Ospedale, preservadas tras las rejas, se convirtieron en símbolo de incidencia cultural y demostraron que la educación artística podía desafiar los estereotipos de género y clase de su época.
El programa Jalisco con Estrella del gobierno local busca transformar la educación pública mediante la modernización de 500 escuelas en todo el estado en 2025, con una inversión inicial de $5 000 millones de pesos. Este monto se destina a renovar infraestructuras, como aulas, laboratorios y áreas deportivas, integrar tecnología de punta (pizarrones digitales, Internet de alta velocidad) y garantizar accesibilidad para personas con discapacidad. A diferencia de El Sistema y la labor de Vivaldi, que se centran en la formación artística directa, Jalisco apuesta por renovar las condiciones físicas donde ocurre el aprendizaje. Sin embargo, comparte con los otros modelos la intención de incidir en comunidades vulnerables y mejorar escuelas en zonas marginadas con la intención de que estudiantes de contextos desfavorecidos accedan a oportunidades análogas a las de niñas y niños de áreas con mejores condiciones socioeconómicas.
Las diferencias entre estos proyectos radican en sus recursos y alcance. Mientras El Sistema y Vivaldi dependieron de instrumentos, partituras y enseñanza personalizada para generar impacto inmediato en sus participantes, Jalisco con Estrella requiere inversiones masivas en construcción, mantenimiento y tecnología, con resultados que se medirán a largo plazo. Además, mientras los primeros crearon redes de egresados que trascendieron su entorno original (como Dudamel, Ruiz, o las figlie di coro del Ospedale), el programa jalisciense aún debe consolidar un legado que vincule la infraestructura moderna con resultados educativos tangibles.
Para que Jalisco con Estrella trascienda lo físico y genere un cambio profundo, podría integrar elementos de los modelos históricos señalados. Por ejemplo, usar las nuevas instalaciones como plataformas para programas de educación artística, inspirados en El Sistema o en la pedagogía de Vivaldi, que complementen la infraestructura con formación integral. Además, fomentar la participación de la comunidad –padres, artistas locales, organizaciones– enriquecería el proyecto y convertiría a las escuelas en centros culturales y no sólo en espacios académicos.
Ampliando el horizonte, el caso del pianista Sergio Tiempo, otro egresado de El Sistema, quien ha tenido bastante reconocimiento reciente, refuerza la idea de que estos programas no sólo inciden en lo individual, sino que nutren el tejido cultural de un país. Tiempo, quien inició su formación en el núcleo de Puerto Ordaz, ha llevado su arte a salas como el Carnegie Hall, y ha demostrado que el talento, cuando se cultiva con pasión y apoyo institucional, no conoce fronteras. Jalisco, al invertir esta fuerte cantidad de 5 000 millones de pesos en 500 escuelas, podría inspirar historias similares: estudiantes que, desde sus nuevas aulas, aprendan matemáticas o ciencias y que descubran vocaciones artísticas, científicas o sociales que los conviertan en dinamizadores del mañana.
La cercanía temporal entre el 50 aniversario de El Sistema (23 de febrero de 2025), el lanzamiento de Jalisco con Estrella (21 de febrero de 2025) y el 347 aniversario del natalicio de Vivaldi (4 de marzo de 2025) no es casual. Estas fechas simbolizan un puente entre el pasado, el presente y el futuro: celebran la historia de un maestro veneciano, honran cinco décadas de transformación musical en Venezuela y marcan el inicio de una nueva etapa para Jalisco. Juntas, representan un llamado a seguir invirtiendo en educación y arte como herramientas para construir sociedades más justas y equitativas.
Ante esto cabe plantear dos preguntas, una escéptica y una optimista, la primera es ¿cómo podrían Jalisco con Estrella aprender de El Sistema de Venezuela o la pedagogía de Vivaldi para no sólo modernizar infraestructuras, sino también para inspirar transformaciones culturales y sociales profundas en sus comunidades? Y la segunda, de carácter más luminoso: ¿cuánto tardaremos en ver florecer musicalmente a los jóvenes jaliscienses y alcanzar niveles parecidos a los de Dudamel, Tiempo, Ruiz o Anna Maria della Pietà?
Commentaires