Kamil A. Ansoleaga
Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Venezuela
Red Temática de Investigación de Educación Rural
El Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia (ODEJ) es una plataforma para el pronunciamiento público, impulsado por el Campo Estratégico en Modelos y Políticas Educativas del Sistema Universitario Jesuita (SUJ). Su propósito consiste en la construcción de un espacio de análisis informado y de posicionamiento crítico de las políticas y las reformas educativas en México y América Latina, arraigado en la realidad social acerca de las injusticias del sistema educativo, y recupera temas coyunturales y estructurales con relación a la agenda educativa vigente.
Una de las grandes posibilidades y obligaciones, originadas por los acelerados cambios tecnológicos del siglo XXI, es la especialización continua. Los paradigmas educativos cambiaron de una manera radical; atrás quedaron las formas de aprender centradas en un proceso memorístico automático regido por un docente presencial. Hoy, gracias a la informática, existe la oportunidad para desarrollar un superaprendizaje autónomo, en el cual prevalece la aplicación de los conocimientos por encima de la memorización automática; es decir, se aprende haciendo. Pero se debe tener claro que la educación virtual también requiere disciplina, dedicación y organización.
De acuerdo a lo antes indicado, es importante reflexionar con respecto a la importancia de la educación a distancia para las universidades. En la actual coyuntura, los docentes universitarios, en lugar descubrir problemas, tenemos que identificar oportunidades y, si es posible, fortalecerse en el marco de la pandemia. Lo ideal sería que, al terminar la cuarentena, una parte importante del funcionamiento de nuestras universidades latinoamericanas se apoyen en las TIC, con la intención de atender tanto los procesos académicos como los administrativos. Sustentando el accionar institucional sobre otros esquemas distintos de los presenciales, se podrá hacer frente a la disminución de la matrícula, las dificultades de transporte y otros problemas. Sin embargo, la educación a distancia también tiene sus contrariedades, dado que en algunas comunidades nos encontramos con limitaciones de acceso a Internet; además, junto a los problemas de conectividad existen estudiantes y docentes que no disponen de un teléfono inteligente o un computador.
Luego de considerar la tesis indicada en los dos párrafos anteriores, vamos a dar respuesta a la interrogante que realmente nos preocupa: ¿cómo planificar y administrar las materias en educación a distancia de carácter mixto en la educación universitaria indígena?
Actualmente formo docentes de Educación Intercultural Bilingüe (EIB), la cual es una de las especialidades en la que resulta pertinente la educación a distancia de carácter mixta; aunque parezca contradictorio el uso de modalidades educativas virtuales con estudiantes indígenas, dada la intrincada ubicación de algunas comunidades, son una gran opción para contribuir en la disminución de los costos y en mejorar la calidad de la EIB. Además, enseñar el uso de las TIC a los hermanos indígenas significa entregarles las competencias tecnológicas para que éstos preserven y hagan visible a nivel global sus culturas, cosmovisión y saberes.
Ahora bien, concretamente para la planificación y administración de las materias bajo la modalidad educativa a distancia de carácter mixto (denominada también Blended Learnig), en la EIB, con base a la experiencia propia y en la compartida con colegas, considero fundamentales las siguientes pautas:
Establecer orientaciones para que tanto las actividades planteadas como los contenidos puedan ser fácilmente adecuados por los estudiantes a la realidad del pueblo indígena al cual pertenezcan. Este planteamiento tiene como propósito circunscribir los contenidos generales de las materias a las situaciones particulares de cada pueblo, pues con ello se respetarían las realidades específicas de EIB en las dimensiones de territorialidad, lenguaje y cultura.
Permitir el desarrollo de las actividades de manera sincrónica y asincrónica, ya que las condiciones de conectividad varían mucho entre los participantes indígenas, de acuerdo con su ubicación geográfica.
Recibir las evaluaciones a través de ambientes virtuales, correos electrónicos, Whatsapp, llamadas telefónicas e incluso de manera presencial.
Fijar un horario en el cual el docente atienda de forma sincrónica a los participantes.
Además de la plataforma virtual institucional, abrir un grupo de la unidad curricular en Facebook y otro en Whatsapp.
Combinar las actividades en la plataforma con otras prácticas de la educación a distancia, como el uso de materiales impresos.
En aquellas comunidades con dificultades para la conectividad, designar un responsable que al menos tenga disponible un teléfono inteligente con acceso a la señal satelital; dicho delegado deberá bajar las actividades y luego socializar la información con el resto de compañeros. Una vez terminadas las actividades, ese representante recopilará la información y la enviará, aunque sea por Whatsapp, al facilitador. De encontrarse muy dispersa la población estudiantil, además del delegado, se pueden designar sub-delegados que se encarguen de grupos más pequeños.
Usar Moodle como plataforma educativa; pero, en su defecto, se puede recurrir a Google Classroom por ofrecer esta segunda opción todas las ventajas de las extensiones de Google (Youtube, Drive, Gmail y otras).
Realizar el primer encuentro de manera presencial durante un día completo de actividades (8 horas) en dos turnos. En ese encuentro presencial con los estudiantes atender, en el turno de la mañana, la presentación de la materia, discutir el plan de evaluación y los aspectos operativos relacionados con el ambiente virtual; durante la tarde, realizar una clase teórica (apoyada en la técnica de la pregunta) combinada con un conversatorio y un taller sobre los principales contenidos de la unidad curricular.
El programa de cada materia se debe dividir en módulos, asignando a cada contenido importante uno de ellos. Al principio de la unidad curricular, crear un espacio de presentación en el cual se señale la fundamentación de ésta, las competencias que se aspira lograr en los educandos, el plan de evaluación, el manejo operativo del ambiente virtual, el foro de presentación y el foro de asesoría técnica; al final de la unidad curricular, colocar una actividad de cierre en la que los participantes evalúen la experiencia y se autoevalúen. A su vez, cada módulo tiene que ser dividido en las siguientes partes: titulo, introducción, desarrollo, actividad y evaluación; en la introducción de cada módulo, detallar lo que en él se atenderá y un orden de aprendizaje en el cual se indiquen las etapas para la realización de la actividad; los recursos constituirán el desarrollo (video, lectura, u otro) sobre los que se soporta el aprendizaje y, en cuanto a la evaluación, no se colocará más de una actividad.
Como síntesis general se puede asumir que, siguiendo las diez pautas indicadas arriba, es posible disfrutar plenamente de todos los beneficios que brinda la educación a distancia de carácter mixta. Las orientaciones indicadas arribas permiten mitigar el impacto producido por los problemas de conectividad, pues se garantizan diversas alternativas para que los estudiantes revisen los materiales y consignen las actividades de evaluación; además, al ser bien detallada la información sobre la administración de la unidad curricular, los educandos utilizarían de manera eficiente el tiempo.
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