El derecho a la educación de la población del medio rural
Según el INEE (2014) 1´833,921 niños de 3 a 14 años se encuentran fuera de la escuela en todo el país. De esta cifra, una alta proporción la constituye la población ubicada en el medio rural.
De acuerdo con el Consejo Nacional de Población (CONAPO, 2013), una localidad está en situación de marginación cuando presenta altas tasas de rezago educativo y otras condiciones, como las viviendas sin servicios sanitarios básicos, alto nivel de hacinamiento y salarios bajos. Estas son las características que describen a muchas comunidades rurales mexicanas.
Estas particularidades implican dificultades para la población que habita la comunidad y, obviamente tiene un efecto aun mayor para los niños estudiantes. En este sentido el entorno se convierte en un factor clave para que los niños y jóvenes asistan a la escuela. El tamaño de la localidad donde se reside, la pertenencia de la familia a una cultura indígena y la condición de pobreza, son elementos que se hallan asociados con la calidad de la educación que se recibe e incluso con la posibilidad de asistir a la escuela.
La población del medio rural es por tanto, uno de los sectores que padecen en mayor medida la desigualdad de las oportunidades educativas. Esta situación se origina en el incumplimiento del derecho a la educación por parte de la autoridad, mismo que debería estar garantizado por el Estado en términos de acceso, permanencia y conclusión de las trayectorias escolares de todos los sujetos, sin distinción de entornos geográficos y sociales.
Según el Censo de Población y Vivienda de 2010, en las áreas rurales aisladas, existían más de 100,000 localidades sin escuelas, lo que significa que sus habitantes no pueden acceder a la educación que les corresponde. Esta desigualdad en la disponibilidad de los servicios educativos públicos limita principalmente el ejercicio pleno de la ciudadanía, como derecho inalienable de los sujetos. De este hecho se desprenden una serie de problemas que repercuten en la educación de la población rural. Se destaca la escasa atención a las características particulares de las comunidades y a sus condiciones de vida, rigidez en los currículos y materiales, enseñanza limitada de y en las lenguas indígenas locales, lo que contribuye a una pobre configuración de sus identidades y, con ello los bajos resultados escolares de los estudiantes del medio rural reportados a través de evaluaciones nacionales e internacionales.
A esto se suma que una parte importante de las primarias rurales del país son multigrado, es decir, escuelas en las que por el número reducido de alumnos el trabajo del docente se desarrolla en el mismo tiempo y espacio con niños y niñas de diversos grados académicos. Lo más usual es que en un aula coincidan dos o hasta tres grados escolares con el trabajo de un solo docente.
El multigrado en México no es un sistema marginal: durante el ciclo escolar 2013-14, de las casi 100 mil escuelas primarias del país, 44% de ellas (43,673) correspondieron a escuelas multigrado, donde se atendieron a poco más de 1´300,000 estudiantes (INEE, 2014). Esta modalidad educativa, aunque entraña particularidades culturales de la zona rural, como la actitud positiva hacia lo comunitario, presenta dificultades para el trabajo académico y el desarrollo de los alumnos, especialmente relacionadas con la escasez de infraestructura y equipamiento escolar y la falta de apoyo para el ingreso y permanencia de los niños. Adicionalmente se pueden señalar carencias en alimentación, transporte y becas de estudio para los estudiantes.
La escasez de docentes capacitados para laborar en medios rurales es otro problema de este sector. En casi el 90% de las escuelas multigrado existe un solo instructor comunitario por institución (INEE, 2014); de ellos la mayor parte reporta no haber recibido capacitación para el trabajo docente en la modalidad de multigrado ni contextualización para laborar en las condiciones particulares que se viven en el medio rural. En un tema cercano, se puede ver que el Estado emprendió durante las últimas décadas el cierre de más de la mitad de las Normales Rurales -centros de formación de docentes para entornos rurales- subsistiendo en la actualidad solo 16 Normales Rurales en todo el país.
Esto limita la cantidad de docentes disponibles formados para tal fin y obstaculiza la posibilidad de que la población rural pueda tener una educación pertinente a las características de sus pueblos; limita el desarrollo comunitario de las zonas rurales y la resistencia a los conflictos detonados en estos sitios por los intereses de los sectores dominantes; estos, junto con los saberes pedagógicos, son aspectos sustanciales de la formación de los docentes en las Normales Rurales.
Ante estas dificultades cabe preguntarse: ¿Por qué el Estado no tiene como una de sus prioridades la garantía del derecho a la educación de este sector vulnerable?, ¿Qué medidas urgentes deben tomarse para el aseguramiento del acceso, la permanencia y la conclusión de los estudios de los niños y jóvenes del ámbito rural?, ¿De qué manera se puede conformar una política que dé cuenta de las voces, intereses y cuestionamientos los sectores del medio rural, como una medida de reversión de la injusticia educativa?
Referencias
CONAPO (2013) Índice absoluto de marginación 2000-2010. México: CONAPO.
INEE- Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (2014). Panorama Educativo de México 2013. Educación Básica y Media superior. México: INEE.
INEGI- Instituto Nacional de Estadística y Geografía (2010). Censo de Población y Vivienda. México: INEGI.
INEGI- (2011). Consulta Interactiva de Datos del Censo General de Población y Vivienda 2010. México: INEGI.
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